Dia en casa (Luna, +18)

Estaba aburrida en casa por lo que decidí ir a saludar a los vecinos. Jamás los había visto aun que mi llegada a Paradise había sido hacía una semana más o menos.
Llamé al timbre de la casa contigua esperando que fuera alguna viejecita adorable con la que hablar y tomar pastas mientras me relataba historias de su pasado pero la voz que escuché ya era conocida para mí.
-Soy...soy Luna, una vecina...¿Matt?-pregunté dudosa, no podía haber tanta casualidad de que vivieramos al lado.
No había vuelto a ver a aquel chico desde nuestro encuentro en la piscina y eso me intrigaba demasiado ya que sentía algo muy fuerte por él y él por mí ya que en su mente me llamaba "mi pequeña vampiresa" pero no conseguía recordarlo por más que lo intentara solo tenía sueños extraños con él como si fueran imágenes del pasado, de nuestra niñez, y la hubieramos pasado juntos, que estupidez...

Realmente no sabía que hacía ahí ¿cómo iba a decirle que simplemente me aburría y decidí llamar a la casa del vecino?
Froté mis manos nerviosa y lo miré de arriba abajo, estaba tan sexy pero...¡no pienses eso Luna!- me reproché a mi misma
-Me aburría-dije con sencillez encogiendome de hombros con indiferencia.
Ese chico me tenía muy intrigada pues bloqueaba su mente a mí y nada más me dejaba ver los pensamientos que él quería...¿qué tendría que esconder?

Lo seguí y pasé al hermoso patio, era grande y vi lo que había sobre la mesa por lo que reí.
-Siento haber interrumpido tu comida-dije volviéndome a mirarlo. Había cometido un grave error al dejarme pasar pues él y yo solos en su casa era una perspectiva demasiado apetecible pero tenía que intentar controlarme, al menos hasta saber todo

Reí coqueta ante su proposición y aun que él no la había hecho con mala intención, yo si la tenía... Subí tras él acercándome despacio y dándole un pequeño empujoncito en su pecho para que cayera sobre la cama y me puse sobre él, con las piernas a los lados de su cadera

No me esperaba que él sintiera la misma atracción por mi que yo por él por lo que me estremecí al sentir su mano sobre mi piel.
deslicé las mias por dentro de su camisa subiéndola

Le ayudé a quitarme la camiseta y al quedar el brasier frente a él, el rubor cubrió mis mejillas como si jamás hubiera estado así frente a un chico.Pero es que él no era un chico cualquiera...
Subí un poco más su camiseta, besándo su vientre y ascendiendo hacia su cuello hasta que por fin se la quité. Mi mirada estaba fija en su pecho desnudo y deslicé las manos por él, igual que aquel día en la piscina pero esta vez me haría suya

Deslicé mis labios a los suyos con deseo, necesitaba de sus besos, de su piel... Nuestras lenguas jugaban unidas enredándose y sus manos en mi espalda me hacía estremecer.
"Eres mi única debilidad" dije en su cabeza llevando mis manos al cierre de su pantalón

Sus manos vencieron al broche de mi brasier, quitándomelo y lanzándolo al suelo. Mis labios seguían sobre los suyos y con mi brazo cubrí mis pechos, ruborizada. Maldita sea, ¿qué me pasaba?
Con mi otra mano deslicé su cremallera y desabroché el botón de su pantalón acariciando su miembro sobre la tela de la ropa interior

Retiré la mano que cubría mi pecho y me recosté sobre la cama esperando que él me cubriera con su cuerpo una vez terminara de retirar su pantalón.
Sentía su excitación lo cual aumentaba la mía

Llevé mis manos a su espalda acariciándola mientras sentía las suyas en el cierre de mis jeans, abriéndolo.
Me centré en sus labios, en el juego de nuestras lenguas y nuestras agitadas respiraciones

Lo ayudé a retirar mi pantalón con agilidad sin alejarme de sus tiernos labios que me hacían enloquecer en ese apasionado beso que me robaba el aliento.
Deslicé mis manos hasta el inicio de su última prenda, jugando con el elástico de este

Llevé mis labios hasta su oído donde intenté normalizar un poco mi respiración antes de susurrarle.
-¿Estás seguro de lo que quieres?-pregunté esperando que su respuesta fuera que sí. Estaba muy unida a él y si dejaba que esto pasara no podría alejarme de su lado, a no ser...