Noche (Libre)

Estaba tan aburrido aquella noche, las horas pasaron y la noche se acercó. ¿Qué haría? Ir al cine, bueno... Pero ¿con quién? , No importa. Ya encontraría a alguien. Entre y me sente en una de las butacas, había poca gente y la pelicula que iban a dar era una de amor. Escuche una voz y alguien se sentó a mi lado.

-Dear John -dije al colocar las palomitas de maís en el agujero destinado a esa ocupación, que se encontraba en el apoyabrazos de mi butaca -Veamos si eres tan buena como dicen que eres, Dear John-

Una ida al cine de mi parte era algo verdaderamente extraordinario, tenía en casa una pantalla unas diez pulgadas mayor a la de las salas de cine y con una calidad muchísimo mayor que la chapuza a la que ellos denominaban alta definición. Probé una palomita, tratando de figurarme el por qué estaba en el cine y no me había confinado, como otras veces, a disfrutar de una velada solitaria en casa.

Tal vez tenía la esperanza de interactuar con alguien.

No es que realmente me importara hablar, expresarme, frente a alguien. Tampoco es que lo necesitara. Pero tener en apariencia veintiún años también conlleva las querencias que esa edad implica, y mi aburrimiento demandaba que hiciese un poco de vida social en el mundo exterior. Le hice caso a las demandas de mi interior y ahora me encontraba en el cine, donde las posibilidades de habla eran nulas.

Había pasado, varias filas abajo, cerca de una fila de licántropos, todos despedían el olor a sangre y fluidos que es tan característico en su especie, avancé unas cuantas filas, sin que el tufo se despegara de mi nariz y al final había elegido un puesto cerca de un chico que no despedía olor alguno. Un ángel.

- Disculpa, ¿Cómo haces para ser tan bella?- Miré a la muchacha que tenía alrededor y le guiñe un ojo.
Ella largó una carcajada.
No estaba mal. Tal vez conseguiría algo entretenido esa noche.

El chico de mi lado recitó un piropo fachoso. Para ser ángel su estándar de pick-ups debía ser bastante bajo considerando aquel reusado conjunto de palabras, suertudo sería si al menos consiguiera una sonrisa. Me relajé en mi butaca y giré mi cabeza, encarándole. Enarqué una ceja, entre divertida e indiferente y de mi boca volvió a brotar hielo.

-¿No tienes algo mejor? -inquirí con una sonrisa despectiva, al ver que no me contestó, volví a hablar -No, eso pensé-

No había atendido si el piropo era para mí o para alguien más, lo cierto es que estábamos prácticamente solos en esa fila y, a menos que el chico fuese gay y se estuviese dirigiendo al humano tres asientos más atrás, no veía a quién más pudiese hablarle. Viré los ojos y me concentré en los asquerosos comerciales que pasan siempre al inicio de cualquier película.

Diablos. No había comprado palomitas.

-Estoy tan desgraciadamente olvidadiza estos días -bufé-

- Te hablo a vos princesa. ¿Quieres compañia esta noche? - Pregunté notando la frialdad de sus palabras.
¡Ya la ablandaria! No se resistiria a mis encantos.
La película empezó y yo me acerqué a su lado. Le susurré al oido: Puedes comerme a mí. No hacen faltas palomitas para pasar una noche excelente.
Reí para mis adentros y ella me siguió con una carcajada.

FDR: Te pediría que no hicieras que Ytrina lleve a cabo acciones.

Mi carcajada fue fría y desencajada, al lado de la del presuntuoso, cálida e invitadora. Lástima que acá en la tierra hubiesen seres tan... necesitados. Volteé mi mirada hacia él -de nuevo- y enarqué una ceja al ritmo que cruzaba la pierna, le miré de forma seductora un momento y entonces solté una carcajada natural de pura diversión.

-Sí, bueno, eso no pasará, lindo -arrugué la boca con disgusto- Y con respecto a eso que acabas de decir, levantarías muchas chicas más si no fueses tan cochino-

Volteé de nuevo a la gran pantalla que exponía unos créditos de inicio y que en cualquier momento comenzaría a pasar la que ahora creía, era una película sobreestimada. Confiaba en que el chico seguría con sus chapuzadas, pese a que no me importaba en lo más mínimo. Pensaba ver la película, aunque ya de cajón le considerase una chafa.

- Lo que te falta pequeña. Si solo fueses más simpática y sofisticada. No pretendía nada raro. Pero si tu lo dices, que disfrutes la película - Sonreí y miré la pantalla con mi tarro de palomitas y empecé a comer una por una.
La película arrancó y las lucez se apagaron. ¡Que divertido!
Oí murmullos detras mío y me pregunté de quienes serían.