Noche oscura y fría de lluvia (Jared)

Salir esa noche de tormenta me había resultado totalmente irresistible. Adoraba aquella meteorología pero ahora tenía frío y todo estaba muy oscuro por lo que no sabía como volver a casa. Mis pasos sobre el asfalto mojado producían eco, pareciendo como si los pasos de alguien me persiguieran en la distancia. Aceleré el ritmo de mis piernas hasta que al doblar una esquina choqué contra un chico, tambaleándome sin llegar a caerme

Aquel hombre no se atrevió ni a cederme la mano pero lo peor fue escuchar su voz, no podía ser él...
-Hola grandullón-dije sarcásticamente sin miedo alguno ya que podría gobernar todo pero a mí jamás me dominaría.
La lluva se intensificó como mi mirada sobre sus ojos los cuales parecían carentes de alma

-¿Qué hace un aburrido, sádico y viejete híbrido por aquí?-pregunté devolviéndole la pelota a su campo. No iba a dejarme impresionar ni doblegar por él aun que era bastante atractivo... pero yo estaba con Luc asi que no podía seducirlo.
Alcé el rostro hacia el cielo, cerrando los ojos para que la lluvia callera sobre él con suavidad. No era malo, solo tenía un alma rota

-A mi no me ordenes nada Jared Owen-dije mirándolo con actitud desafiante sin alejar su mano de mi pelo. No le tenía miedo ninguno de sus palabras ni de lo que pudiera hacer. Sabía que tenía algún punto débil, solo debía buscarlo

Su rápida agresión me tomó por sorpresa, encontrándome en cuestión de segundos con su brazo apretando la delicada piel de mi cuello. Sus palabras amenazantes chocaban contra mi rostro en forma de un templado aliento que me hacía temblar. Por suerte, esa situación no duró mucho y al soltarme me senté en el suelo, tosiendo ya que necesitaba respirar aún por mis genes de licántropa. Creía que ya no podía darme ningún golpe más por sorpresa cuando le escuché hablar de mis padres.
-Mide tus palabras o puede que te despiertes con la cabeza separada del cuerpo-lo amenacé una vez había recuperado algo la voz. Me lancé contra él pero contando con lo fuerte que era no pude más que golpear su pecho con mis puños, luchando contra mí misma por no llorar