Alma salvaje (Libre)

Llevaba mucho tiempo sin salir, sin haber pasado una noche de golfería y borrachera. Llevaba ya varias cervezas, y había optado a fumarme un par de porros de buen costo. En aquella ciudad todavía no había tenido la oportunidad de soltarse la melena debidamente, y quería hacerlo de una vez. Quería sentir de nuevo que era su último día en la tierra, celebrarlo como si mañana se fuera a acabar el mundo.

Había salido sola, porque me gustaría conocer gente nueva. Todavía no había tenido la oportunidad de hacer muchos amigos y me gustaría entablar nuevas amistades. A lo mejor así, de ese modo, sería más fácil acercarme a la pista de mi padre, a esa pista perdida e invisible que nunca me cansaría de seguir. Aunque claro, si se presentaba algún conocido tampoco le sentiría nada mal.

Me había puesto una oscura camiseta en forma de corsé, sin tirantes, dejándome los brazos y los hombros desnudos, y una desigual falda cuyas puntas acariciaban mis rodillas cubiertas por las medias de rejilla y las altas botas de cuero. Era una noche de fiesta, al fin y al cabo, y quería sentirme hermosa.