Sigueme.. si te atreves.

Corría desesperada.
Otra vez, sus instintos le jugaron una mala pasada y terminó en los callejones, por los cuales un hombre la comenzó a seguir, cada vez a paso mas rápido.

Esperaba realmente encontrarse con alguien en este momento, con alguien que la sacara del apuro. Ella no podía descifrar de quien se trataba, ni que raza era, ya que no podía frenarse tan sólo a examinar sus rasgos.

En su huída, que esperaba realmente que fuera exitosa, choca contra alguien y cae al suelo.

Al verlo, y distinguir que se trataba de él, se calmó un poco. Pues no sabría que hacer si se encontraba con alguien 'aliado' del que la seguía que, por cierto ¿dónde estaba ese?

Se paró rápidamente y miró hacia atrás, dándole la espalda a Luca. Trataba de ver si ese 'ser' aún se esmeraba en capturarla, y de los nervios, casi que no pudo ni contestarla a Luca como se sentía.
- Pues.. sí, eso creo..- dijo algo agitada.

Al no encontrar nada, suspiró y tragó en seco, volteándose para mirarlo a sus ojos.
- No lo se.. había algo.. allí..- dijo señalando con el índice por sobre su hombro, mientras se volteaba nuevamente a ver, pero sin encontrar nada, como se esperaba.

Lo mira de nuevo, intentando tranquilizar su respiración, y se lleva una mano a su frente.
- Menudo susto..- comentó, mas para sí misma que otra cosa. Realmente le alegraba haberlo encontrado allí.

- Estoy segura de que algo me seguía..- murmuró con la vista perdida entre aquella oscuridad tan agobiante y luego lo miró al oír aquel comentario tan engreído ò.ó
- Lamento desiucionarte - dijo sonriendo ampliamente, mientras observaba su actitud tan imponente.

Se cruzó de brazos y lo miró.
- Sabes, esa arrogancia que suelen tener muchos de los tuyos es terriblemente..- observa el anillo y cuando se lo coloca -..insoportable..- murmura viéndolo ¿Qué pretendía él? Le decía insignificante, todo, pero aún así pretendía ayudarla..
- ¿Y esto? - dijo sorprendida, viendo el anillo.

- Humana y sorda? Que mala combinación - dije con tono de resignación, me acerqué, quizás demasiado, y le cogi la mano:
- Vés como luce cuando estoy cerca? - dije cuando el anillo empezó a soltar algunos destellos cuando la cogi la mano - Eso es porque me conoce, poruqe mepertece, poruqe me obedec.. Cuando estés en peligro, solo tienes que pedirle ayuda, el anillo me levará, a donde estés.. - dije mientras volvía a mi lugar.
- Y no te hagas ilusiones linda.. solo es mi parte angelical, se enamora de todo ser... humano -.
FDR: Luego seguimos.

- Vaya.. gracias..- dijo mientras él le explicaba y cuando le tomó la mano lo miró algo sonrojada por aquel gesto y esa manera dulce de hablar, pero claro, lo arruinó todo con lo que dijo a continuación.
- Pues no lo necesito - dijo frunciendo el ceño ¿Para qué lo hacía si luego la despreciaba así? Se lo sacó y se lo dio de nuevo.
- Dáselo mejor a algún ser perfecto - dijo sonriendo irónica, mientras giraba sobre sus talones para irse..

Lo volvió a mirar a los ojos cuando la tomó del brazo y suspiró.
No lograba comprender por qué él hacía esto.
Casi que ya iba a preguntar ella quién es Miller, pero cierto, era el apellido que ella había inventado para la ocación.

Agarró el anillo nuevamente, y se lo colocó, mientras lo seguía mirando, y suspiró de nuevo.

Continuó mirando su mano con aquel extraño anillo ¿Podría confiar en él realmente? ¿Y si era algún truco para hacerle algo? Ya no sabía en quién creer y en quien no..

Alzó la mirada, viéndolo a los ojos, mientras él se acercaba un poco mas hacia ella, y retrocedió un paso.

Tragó en seco al verlo aproximarse tanto.. quizás demasiado.
La dejó contra la pared, mientras una mínima distancia separaba sus cuerpos.
- ¿Debo.. tener miedo? - preguntó nerviosa, mientras sentía que sus músculos se tensaban.

Notó un cambio brusco en su mirada, cuando no alcanzó a reaccionar que sus labios chocaron con los suyos.
Colocó las manos sobre su pecho, haciendo presión para apatarlo un poco ¿Que si le daba miedo? No.. lo siguiente.
Sus labios se encontraban a milimetros de distancia, y sus nervios aumentaban cada vez mas.

Él rompió con límites de la distancia entre ellos, tomándola de la cadera, mirándola penetrante, y se lanzó nuevamente a sus labios.
Pero esta vez, sin poder contra él ni responder de sí, siguió aquel beso.

El beso continuó, pero en un descuido, los colmillos de éste penetraron en su débil y delicado cuello.
Emitió un quejido al sentirlo, apretando sus manos contra su pecho.
- Su.. suéltame..- dijo costosamente, pues ahora él le oprimía la garganta.
¿Por qué había sido tan confiada?