Nadar ayuda a recordar (Matt)

Me sentía con ganas de ir a nadar por lo que fui a la piscina de la ciudad y tras ponerme el bañador me lancé al agua para hacer unos largos.
El agua siempre conseguía relajarme y lo mejor de todo es que estaba yo sola con el agua y el silencio sintiendo el cosquilleo que me producía el líquido al rozar mi piel.

Leí el pensamiento de alguien por lo que dejé de nadar y eché mi pelo hacia atras despejando mi rostro.
Era un chico bastante lindo que no debía de tener más de 20 años o así y nadé hasta apoyarme debajo de él en el borde de la piscina mirándolo.
-Hola-dije con una sonrisa

-Mi nombre es Luna-susurré y cuando se agachó hacia mí sonreí traviesa y di un beso en sus labios de forma rápida sin darle tiempo a reaccionar.
-El gusto es mío-dije guiñandole un ojo y volviendo a sumergir casi todo mi cuerpo en el agua.

Salí del agua sonriendo divertida y al girarme y abrir los ojos me encontré muy pegada a él y posé mis manos en su pecho.
-Armstrong, ese es mi apellido-dije perdiéndome en su mirada la cual me resultaba familiar...

Cuando sentí sus manos en mi cintura una sensación extraña recorrió mi estómago produciendo algo parecido a las ¿cosquillas?
-Así es...¿Nos conocemos de algo?-pregunté sin despegar mi mirada de la suya y es que aun que sonaba a típica frase para ligar, sentía que conocía a ese chico desde siempre.

Me extrañó mucho su reacción y nadé rápido tras él acorralándolo contra el borde de la piscina poniendo mi rostro muy cerca del suyo
-Me resultas conocido...-susurré sin despegar mi mirada de la suya pero aquello era imposible, acababa de salir del orfanato de chicas y antes de entrar allí no recordaba nada.

Llevé mi mano a su barbilla levantando su rostro sonriéndole. ¿Por qué se ponía así? me pregunté antes de juntar mis labios con los suyos en un tierno beso. Necesitaba saber más, saber que nos unía, era como si ya lo conociera...

Rodeé su cuello sin dejar de besarlo pues no sabía por qué algo me incitaba a hacerlo y sentía una extraña sensación en mi estómago como si miles de mariposas lo recorrieran. De todo ese caos de sensaciones, solo tenía clara la más extraña de ellas, yo conocía a ese chico.

Me separé de sus labios y abrí mis ojos lentamente con una sonrisa en mis labios.
-Tal vez te conocí en un sueño-susurré perdiéndome en su tierna mirada y con mis manos acariciaba el cabello de su nuca con lentitud.

Cuando sentí su mano deslizándose por mi espalda se me erizó el vello ¿Qué tenía él?¿Por qué me hacía sentir así?
-¿Hace mucho tiempo que vives aquí?-pregunté intentando ignorar mis sentimientos hacia él.
Era algo absurdo, acababa de conocerlo o al menos eso decía él...

Me quedé pensativa pues no sabía el tiempo exacto pero no era demasiado
-Algo menos de una semana-dije sonriendo y apoyé la cabeza en su pecho, escuchándo el latido de su corazón.
No sabía nada de él y a pesar de ello sentía algo fuerte hacia su persona pero una parte de mí me decía que debía alejarme o sufriría mucho y decidí no hacerle caso a esa parte.

Levanté la cabeza mirándolo con una sonrisa mientras sentía sus caricias pero mi felicidad se borró de repente
-No quiero que te alejes-sollocé como una niña pequeña al leer su mente. Me daba igual sufrir pero quería tenerlo junto a mí, sentir su piel, sus labios, ver la luna mientras hacíamos el amor... todo eso que él y el destino intentaban quitarme.

Sonreí sin poder ocultar mi felicidad y cuando besó la comisura de mis labios, capturé los suyos besándolo con letitud y dulzura.
Si el no se alejaba de mí, yo tampoco lo haría de él. Lo necesitaba demasiado y la única pregunta en mi mente era ¿por qué?