Un helado con la humana

Sus ojos azules se tornaron marrones de un momento a otro, tomándolo a él del cuello con una de sus manos.
- Tu no puedes sentir nada - dijo clavando su mirada demoníaca en él.
La mirada de Fraiah seguía profundo como siempre, pero ahora demostraba sólo oscuridad.

La aventó contra uno de los muros del lugar. Las personas presentes salieron afuera de manera inmediata.
El aura demoníaca invadía el lugar. Esto no estaba para nada bien.
- ¿Te atreves a hacerlo? Aquí te espero..- dijo mirándolo, con cierto brillo de maldad en los ojos.
Aquella muchacha era Fraiah, claramente, pero una fuerza se manifestó. Una que debería de estar sellada en ella, para siempre..

Aventó las mesas hacia ella, por lo que con una onda de energía las apartó antes que la tocaran.
- Si no fuera por este estúpido equilibrio ya te hubiera destruído - dijo con una voz resonante y tranquila a la vez, pero que sonaba imponente.
Se acercó al híbrido, mirándolo fijamente.
- ¿Quieres jugar sucio, eh? - dijo y comenzó a reir en su cara, malévolamente.
Ahora si podría decirse que es cierta aquella frase 'la belleza viene siempre acompañada de pensamientos oscuros..'

- ¿Estás seguro de querer saber? - dijo acercándose a él, de manera provocativa. Una forma en la cual la verdadera Fraiah jamás haría debido a su pudor e inocencia.
Sus ojos brillaron, pretendiendo destruir el lugar, y por qué no, a él también.

Una sonrisa cínica surcó su rostro, justo antes de salir despedida y chocase, nuevamente, contra aquella pared.
Quedó tendida en el suelo, apoyó sus manos y alzó la mirada en su dirección, mientras una que otra gota de sangre se deslizaba por su labio.
- Está bien por ser el comienzo - dijo entre risas socarronas, burlonamente.

No dejó de sonreír en ningún momento, y ni siquiera, se esmeró en querer parar los cristales.
Uno a uno se clavaron en su cuerpo. Hubiera deseado que fuera cerca de su corazón, así correría peligro de muerte, pues él se olvidaba de la humana a la que quería.. ¿no?

Se sentó, con los cristales en el cuerpo, apoyándose contra la pared, y lo miró divertida.
- Es mejor manipularte mientras te dejas llevar por la ira, ya que te pones ciego, y te olvidas de quién es este cuerpo..- y al momento que concluyó esa frase, la presencia humana volvió a llenar el lugar. El ambiente dejó de ser tenso, y lo peor, es que apropósito, no regeneró las heridas cuando pudo, y todo ¿por qué? Simple, para darle una lección a este híbrido, que a pesar de ser un demonio el que se manifestó, era demasiado noble como para dejarse corromper fácilmente, pues su pasado lo denotaba..

El cuerpo de Fraiah se desplomó en el suelo, ensangrentado, e inconsciente.

Todo pasaba muy rápido. El chico caía realmente muy fácil en el odio, como también en la compasión, sin pensar lo calculadores que son los demonios, y mas aún, este demonio..

Abrió los ojos, pero había un pequeño detalle: el color amarronado volvió a hacerse presente.
- Tu benevolencia es realmente un punto delicioso - comentó mirándolo, de manera penetrante y sádica, al momento que gracias a su magia demoníaca, hizo aparecer una daga, que clavó en su pecho, aventándolo contra unas mesas.
- Tu vampiro interior deberá demostrarle a ese angelucho como son las cosas - comentó en el momento en que veía como aquel objeto punzante hacía penetrar oscuridad pura en el interior del joven.
- Y por cierto, gracias por curarme. Me ahorraste un desgaste de energía - dijo riendo, de una forma, que su tono altanero resonó en el lugar.

¿Que todo había sido un truco? Sí. Lo único que podría hacer reaccionar a la verdadera Fraiah en un momento así, era sólo algo que la haga despertar realmente, algo que le llegue, que haga fluir sus sentimientos, y ésto, incluye el miedo.

No pudo parar de reir, la situación le daba extremadamente diversión. Tanto tiempo encerrada, dominada por ella misma, y ahora, volvía sentir el sabor de la venganza.

Los colmillos del híbrido se clavaron en su cuello, por lo que un quejido se escapó de sus labios, y algo interiormente la golpeaba a reaccionar: el miedo.
El mayor temor de Fraiah eran los vampiros. La aterrorizaban, y ella nunca logró entender el por qué.

- Mi sangre no es tan rica ahora, ¿eh? - y al momento que concluyó esto, su semblante se volvió serio y pacífico.
Debía retomar el control, y para eso, nada mejor que su ángel.

Éste, a diferencia del demonio, derramaba tranquilidad y calma. No se inmutaba ante nada.
- Probablemente ahora la sangre sea mas deliciosa, pero no vas a probarla - dijo con una voz suave.

Tal como llegó, volviendo aquellos ojos marrones a un celeste muy claro, desapareció.
Fraiah llevó sus manos a la cabeza. Esto había sido demasiado para ella..

Sentía que las piernas le temblaban, que iba a desvanecerse en cualquier momento. Estaba claro, no le hacía nada bien desiquilibrarse, y mucho menos, que poseyeran su cuerpo durante tanto tiempo.

Cuando lo sintió cerca, rodeó su cintura con sus brazos, aferrándose a él, a pesar de todo.
Como era mas alto, acomodó su frente contra su pecho, tratando de sostenerse, y de sentirse 'protegida' de algún modo. Le debería pedir perdón por todo esto..

- Yo también estoy asustada..- susurró contra su pecho, abrazándolo mas fuerte. Si él quería vengarse de ella ahora, podría hacerlo libremente.
Estaba consciente de lo que había hecho, y no pondría objeción alguna a hacer lo que él quisiese. Se había portado mal, muy mal, y si él le pedía que se tire por el acantilado.. bueno.. quizás evaluaría eso, después de todo, él también la había controlado, y su error fue no saber controlarse.

Las personas afuera estaban enloquecidas, pero ahora no le importaba, aunque temía que alguien hubiera salido herido.
- ¿Están todos bien ahí? - dijo señalando hacia afuera. Probablemente la policía llegara, y no quería dar explicaciones de este tipo, porque aunque los federales no fueran 'humanos', simplemente, no podía dar explicaciones, pero quizá con Luca hiciera una pequeña excepción, pues le debía una, o quizás, unas cuantas..
- Yo.. no lo se.. es que..- lo mira a los ojos -.. esto es demasiado confuso y.. no me vas a entender..- dijo bajando la mirada, segura de que él no lo haría, cuando quizás era todo lo contrario y él la comprendía a la perfección.

Lo miró a los ojos, sin saber si contarle o no, pero ante ese abrazo no pudo resistir.
- Es que no recuerdo nada de lo sucedido hace 10 años atrás.. Podría decirte que el comienzo de mi vida fue James, un gran amigo que me encontró, y.. soy adoptada..- dijo bajando un poco la mirada, aún abrazada a él - Nací como humana, es que lo soy, pero en mi alma están sellados un ángel y un demonio, que no se de donde salieron, no se el por qué ni nada, no entiendo por qué me pasa a mi y no a otro..- comentó y guardó silencio.

Se separó un poco de él cuando la tomó por sus hombros y lo miró a los ojos, asintiendo, con toda la inocencia del mundo, con miedo, con algo de inseguridad en lo que le deparaba.
- Lo único que tengo, que creo que es de mi familia verdadera, es esto - sacó de uno de sus bolsillos un dije, que nunca se lo ponía como colgante, porque no sabía si era conveniente para ella. De seguro la atormentaía mas.

Se trataba de una piedra blanca con bordes dorados, que en el medio tenía un símbolo antiguo, que no sabía que era. Y en el dorso, una pequeña escritura.