Un nuevo lugar [Libre]

Cruzaba la zona residencial, mirando atentamente esas hermosas construcciones, donde la gente había invertido miles y miles de dolares. Qué lindo sería vivir allí, una de esas casas... un sueño.
Encontré a un joven muy apuesto, bajando unas cosas de su auto, por lo que me pareció que era nuevo en la ciudad y estaba realizando su mudanza. Decidí acercarme y presentarme, pues me encanta conocer a la gente.
Buenos días - dije sonriendo mientras el joven no podía ver mi rostro, por encontrarse detrás del auto.

Reí entre dientes y me acerqué un poco más, dejando a la vista nuestos rostros. Al ver que la cajuela estaba casi llena, decidí ofrecer ayuda. - Quieres que te ayude? - sonreí y lo miré a los ojos.

Dejé mi mochila en el suelo, apoyada en la rueda del automovil y tomé dos bolsos, uno en cada mano; uno pesaba un poco más que el otro, por lo que mi caminar era algo raro y desiquilibrado. Caminé hasta la puerta de la casa, y dejé que él pasara primero, en busca de indicaciones sobre donde dejar los bolsos.

Caminé siguiendo sus paso, y deposíté los bolsos a un costado de una pared blanca, reluciente, pues así había indicado el joven con su voz tan masculina. Me dí vuelta, y lo miré a su rostro, antes de que comenzara a caminar nuevamente - Soy Emily - sonreí.

Sonreí y lo miré a los ojos, que a decir verdad, eran muy bellos; claros como el agua de un océano. Al rato comenté: -Tienes una casa muy bonita, no me la quiero imaginar toda amueblada y adornada; sería como... -pensé y sonreí de lado - una casa de ensueños.

Pero puedes mantener todo oscuro, con unas cortinas de color oscuro - opiné mientras señalaba la ventana más cercana.

En realidad, paseaba por aquí - sonreí mientras ambos saliamos caminando, nuevamente en dirección al auto, en busca de más maletas. - Tengo un primo que vive por aquí y hace mucho no sé de él - mi rostro se tornó con más preocupación asentuada en la mirada

Tomé con la mano derecha, la última valija y caminé junto a Anthony.
Pues.. algún día quizás lo conozcas - sonreí, mientras subía cuidadosamente los escalones para no tropezar.
Dejé la maleta junto al resto y me acomodé el pelo tal como siempre hacía, tirándolo hacia adelante.

De nada - sonreí y comencé a caminar hacia la salida, en busca de mi mochila junto al automovil.

Me dí vuelta, y me quité el pelo de mi rostro ya que me impedía mover mis labios debidamente, contesté - Claro, me encantaría - sonreí y luego acoté: Tomo la mochila y regreso, quieres?

Noté cierto dejo en su rostro, pero a pesar de notar aquello, desde que había llegado; su presencia vampirística, era inconfundible. Decidí permanecer poco tiempo allí, pero ya que me había invitado, no estaba mal aceptar; quizás era todo lo contrario...
Caminé en busca de mi mochila, y la apoyé en mi hombro, mientras caminaba hacia la casa nuevamente. Era enorme, y se podían notar varias cajas y maletas en el suelo del hall. Esperé a que Anthony diera alguna señal de guía.

Claro - caminé siguiendo sus pasos y entramos en una habitación muy hermosa, con vista al lago.