Buscando a mi próxima víctima (Mirabella)

Dando vueltas al café con la cucharilla pensaba en todo lo que hablabamos mientras escuchaba su voz.

- ¿Realmente estarías dispuesto a morir sólo por una criatura mortal? - yo lo tenía muy claro, nunca moriría por un mortal ¿para qué? - definitivamente yo no lo haría, ¿sacrificarte por amor? Es muy bonito, pero piensa que la eternidad es mucho tiempo, miles de mujeres y d criaturas, alguna tendrá que estar echa para ti al igual que esta, de alguna te volveras a enamorar..

Su pregunta me pillo por sorpresa, y le mire a los ojos sin ocultar que me había sorprendido - ¿soy sensual? - le dije en un susurro

-¿Por quién mejor para morir que por la persona mortal a la que amas?- dije riendo divertido ya que por un "inmortal" no tenías la opción de morir.
Yo no quería una eternidad sin amor solo con pasión, eso no era suficiente...
Me sorprendió su reacción ante mi comentario a cerca de sus sensualidad ¿a caso no lo sabía? todo ella era pura sensualidad.
-La mujer más sensual que he conocido- no había conocido muchas pero sin duda ella era mejor que todas en el campo de la seducción. Si no hubiera anulado ese poder para mí, seguro ya había caído a sus pies

Le miré tranquila - yo convertí a la persona que quería y llevo siglos sin verle, imaginate si llego a morir por él, siempre se puede uno volver a enamorar - dije despacio con voz dulce, como si esa fuese la única cosa que tenía sentido, como si cualquier otra cosa fuese una idiotez.

Le mire sonriendole coquetamente - es por mi poder, todos sienten su influencia.- le dije sabiendo que él no lo decía por mi si no por mis poderes, No había ninguna otra razón, bueno al menos que yo recordara, los únicos dieciocho años que pase sin poderes, quedaban ya muy lejos de mi memoria...

Escuché su relato con atención. Debía ser duro dar todo por alguien y darle todo para que luego desapareciese como si nunca hubiera estado ahí.
Mencionó su poder de seducción y negué con la cabeza sonriendo ladeadamente ya que ella no se había fijado de que a mí no me afectaba.
-No me afecta, lo anulé para mí en cuanto de vi- confesé poniendo una de mis manos en su mejilla para retirar con mi pulgar un resto de espuma del capuchino que se encontraba en su labio

Noté algo extraño en su mirada y me apresuré a explicarme - no te creas que me dejó, al final después de siglos juntos me aburri y le deje, llevo mucho sin saber nada de él - dije terminando el relato para después sonreir dulcemente.

Mis labios se entreabrieron al escucharle había estado tan cómoda hablando con él que no había necesitado usar mi poder y por ello no me había dado cuenta de que lo había anulado, pero más sorprendente era lo que entonces significaba

- Sorprendente - susurre, y fueron las unicas palabras que dije, después me mordí el labio mirandole a los ojos y conteniendo las ganas de besarle.

Al notar su expresión reí levemente y acerqué mis labios a los suyos besándolos con lentitud por encima de la mesa. Sabía a café y a brillo de labios pero después de unos segundos, solo sabía a ella misma.

Su beso no fue ninguna sorpresa, pero si una delicia, al sentir sus labios sobre los mios, simplemente cerré los ojos y me deje llevar, levante la mano para acariciarle el cuello mientras correspondia su beso al mismo ritmo que él

No quería alejarme de sus labios pero debía hacerlo, aquella posición era algo incómoda y muy llamativa a la vista de todos. Cuando me alejé de su boca fijé mi mirada en la suya, sonriéndole con dulzura antes de volver a sentarme bien en mi lugar

La separación fue algo brusca porque si bien yo no quería separarme de él, parecia que él tampoco estaba muy a gusto lejos de mi en este momento.
Me quedé mirandole sensualmente unos segundos, sin decir nada, ya que sería estropear el momento con alguna palabra sin sentido.

Una sonrisa apareció en mi rostro, mirándola con ternura.
-Me encantas-susurré como si estuviera imnotizado y de cierta forma lo estaba por sus ojos y sus curvas pero no sería descortés con ella

Cerre los ojos despacio para abrilos un segundo después todavía mirandole con ellos. Sus palabras eran como caricias, lo cual era absurdo pero real.

- No eres el único al que le encanta lo que tiene delante - le dije en un breve suspiró - la verdad es que estaba muy a gusto, y eso que era un absoluto desconocido

Ante su comentario una ladeada sonrisa surcó mi rostro. Llamé al camarero para pedirle la cuenta.
-¿Y qué sugieres?- pregunté en un susurro cuando el mesero se había marchado por lo que le había pedido

Le miré volviendo a cambiar mi mirada de dulce a atrevida, cosa que hacía muy a menudo sorprendido a la gente que estaba a mi alrededor..

- ¿qué que sugiero? - le dije en un susurro provocador mirandole a los ojos. Le miré bien, no sabía que tenía pero me atraía muchisímo, otra de las ventajas de esta época, si un hombre me hubiese atraido en la época en que nací me hubiese tenido que quedar con las ganas, pero estabamos en el siglo XX, donde una mujer podía antender sus necesidades cuando y con quién quisiera. De pronto me di cuenta de que me había quedado pensando todo esto mientras mi mordía el labio suavemente, me apresuré a hablar

- Sugiero perderme contigo en cualquier lugar..

Al escuchar su provocación, acompañada de ese gesto mordiendo su labio que tanto me enloquecía coloqué el dinero sobre la mesa y me levanté ofreciéndole mi mano para ayudarla a levantarse de su silla.
-Soy todo tuyo, piérdeme-susurré cerca de su oído

Acepté su mano para levantarme, quedandome muy cerca de él, si es que aunque no quisiera, que quería, claramente quería, acababa todo el tiempo demasiado cerca de él "se llama atracción, estúpida" me dijo mi mente.
Pero bueno ya que estaba allí, rocé mis labios con los suyos, un rocé fugaz, que no hizo sino dejarme con ganas de más, pero antes debíamos salir de allí.
Caminé delante de él hacia la puerta - ¿Dónde quieres que nos perdamos?

Fui tras ella con mi mirada fija en su caminar, ascendiendo por cada una de sus sensuales curvas. El roce de sus labios me había dejado anonadado y ahora era un zombie a su merced.
-Un lugar donde podamos estar solos- dije una vez salimos del local.
Rodeé su cintura, pegándola a mi cuerpo en el cual ya se podía apreciar mi creciente excitación y mi deseo de hacerla mía

Al notarle tan cerca mía se escapo de mi boca un suspiro ahogado, madre mía que ganas tenía de estar a solas con él..

- Vamos a mi casa - dije dandole un beso practicamente devorandole, el deseo crecia en mi a cada palabra que él decia

Sus labios besaban de manera apasionada los míos antes de tomar yo el control. Mi lengua rozó la suya antes de comenzar una lucha entre nuestras bocas las cuales demostraban lo que los dos queríamos.
-Vamos-susurré alejándome unos centímetros de sus carnosos labios.

off: abres alli?

Le guie por los callejones, casi a tientas ya que caminaba hacia atrás todavia besandole con pasión acariciando su cuello y sus brazos por encima de su chaqueta, dios que ganas tenía de quitarsela..

off: si ahor alo abro ^^