Una noche con Leo (+18)

Llegué más rápido de lo que había creido que podríamos llegar, sentía a Leo a mi lado, besandome, me apoye en la puerta de entrada intentando dar con el picaporte para poder entrar a la casa

No me había despegado de sus labios apenas segundos durante todo al trayecto hasta su casa pero si seguíamos así, no daría jamás con la cerradura.
Me alejé de sus labios con una sonrisa y suspiré cogiendo la llave de sus manos y abriendo la puerta de su hogar. Esa noche sería inolvidable

Cuando se separó de mi hice un dulce sonido de queja por la separación, pero era una separación necesaria, ya que ambos necesitabamos entrar para poder escaparnos de las miradas de la gente.

Le miré como había la cerradura conmigo todavía apoyada en la puerta, sonreí picaramente y me acerqué un poco más mientras la abría, rozandole sensualmente la erección ya tan notable

Algo semejante a un gruñido se escapó de mis labios cuando sin previo aviso su mano rozó mi miembro por encima del pantalón. A pesar de todo logré abrir la puerta y cuando lo conseguí rodeé su cintura y entré junto con ella a la casa.
-Me provocas demasiado- susurré dejándola acorralada contra la pared.
Mis labios descendieron a su cuello y mis manos jugaban con su camiseta, subiéndola lentamente

Suspiré; no sabía si por haber entrado por fin a la casa, donde Leo sería completamente mío o por las caricias que me estaba regalando, pase mi mano por detrás de cuello y la coloque en la espalda para empujarle y juntarle a mi todo lo posible.

- ¿Seguro que soy yo la que provoca demasiado? - susurré provocativamente en su oreja para después morderla con suavidad mientras sentia sus caricias en mi abdomen

Su sensual voz en mi oído me logró erizar la piel pero no acabó todo ahí, al morder mi lóbulo me excitó demasiado con su provocación. Estaba jugando con fuego y pretendía quemarme en él.
-Eres tú la que sabe seducir como nadie- dije quitándole su empapada camiseta para después volver a besar su cuello y sus hombros con lentitud.
Mis manos recorría sus turgentes senos por encima del sostén con suavidad

Ladee la cabeza para facilitarle el acceso a mi cuello, él se equivocaba no sólo yo sabía seducir, él también lo hacía demasiado bien
Acaricie su espalda para después pasar mis manos por su pecho hasta encontrar el primer botón de su camisa, empecé a desabrocharlos con prisa buscando su boca para besarle con absoluta pasión.

- Tú no lo haces nada mal - le dije entre beso y beso.

Seguí el beso con una sonrisa en mis labios. Sus manos se empezaban a deshacer de mi camisa y cada vez nuestras respiraciones se agitaban más y más.
Acomodé una de mis piernas entre las suyas y con mi rodilla rozaba su feminidad con suavidad

emiti un sonido claramente de placer al sentir el roce con su pierna, una vez desabrochada su camisa pase mis manos por su pecho, madre mía era un placer sólo contemplarle, mis manos subieron hasta sus hombros mientras le miraba sensualmente, quitandole la camisa.

- ¿Eres perfecto? - le pregunte besandole el cuello subiendo hasta los labios mientras mis manos se deshacian en caricias con su cuerpo

El sonido que escapó de sus labios sonó a música angelical y es que hasta eso me gustaba de ella, verla responder a mis caricias, oírla gemir...
-Tengo mis defectos pero no son físicos-susurré cuando tras dejar un camino de besos, volvió hasta mis labios.
Mis manos acariciaban su espalda hasta que encontré el broche de su sostén y lo retiré dejándola desnuda por la parte de arriba para mí. Me dediqué a comtemplarla unos segundos.
-Eres demasiado hermosa

Volví a besarle con pasión, bebiendo de él, necesitandolé, la pasión me había inundado, y todo era culpa suya, de su rostro, de su cuerpo, de su voz, cuanto más lo pensaba, más ganas me entraban de ser suya..
Le dejé que me viese durante unos segundos, antes de caminar hacia las escaleras sensualmente, con el pelo cayendo por mi espalda de forma salvaje.

Subí los primeros escalones - ¿a qué estas esperando? - yo por lo menos quería llegar a la habitación ya, necesitaba tenerle.

Me había quedado embobado mirándola caminar de esa forma tan sensual, parecía una gata y el pelo la hacía parecer totalmente salvaje, cosa que adoraba.
Fui hasta ella y tras cogerla en brazos hasta llegar a la habitación la cual parecía ser la suya y allí la deposité en su mullida cama

Al tirarme en la cama giré de forma casi imperceptible y me coloque sobre él con las rodillas una a cada lado de su cadera. Le mordí el labio suave para después darle un beso apasionado, mientras le besaba empecé a movemerme sensualmente encima de él rozandonos y haciendole estremecerse de deseo.

Su rápido movimiento me sorprendió y más aún cuando se apoderó con sus dientes de mi labio inferior para después besarme apasionadamente.
Correspondí su beso y un ahogado gruñido se escapó de mis labios al notar como empezaba a moverse contra mi miembro sobre la ropa

Oírle debajo de mí me excitaba aún más, mis movimitos, tanto los de mi cuerpo como los de mi lengua se aceleraron un poco más. Mi mano descendió hasta el comienzo de sus pantalones.

- Hay demasiada ropa entre nosotros - le dije sin dejar de besarle divertida

Sus movimientos me hacían dejar de pensar en cualquier cosa y mi mente estaba fija en ella, solo ella
-¿Y a que esperas?-susurré sensualmente alzándome un poco para llegar con mis labios a su oído. Mis manos acariciaban sus pechos y su vientre disfrutando al máximo de ella, quería recordar cada milímetro de su piel. Ahora mis labios jugaban con su cuello besándolo, mordiéndolo, lamiéndolo, quedándome con su sabor de recuerdo mientras sus manos jugaban con el cierre de mi jeans para desabrocharlo

Mis suspiros eran cada vez más rápidos al igual que mi respiración, sus caricias eran deliciosas, ya no podía pensar en nada más que no fuese arrancarle la ropa, estando encima de él empecé a besarle el cuello, el pecho, su vientre, era tan fuerte, simplemente con verle me sentía húmeda y eso que no habíamos echo nada más que empezar llegue hasta el comienzo de sus pantalones donde empecé a desabrocharlos lentamente sin dejar de rozarle el miembro.. haciendo que su deseo creciese intentando volverle loco de deseo incluso antes de empezar

Solté un suspiro cuando sus manos rozaron mi miembro al librarme de mi pantalón y el calor que habían dejado sus besos por mi piel aún era tan perceptible como si sus labios estuvieran allí posados.
-¿Me quieres volver loco, mujer?-dije con voz ronca al notar como cada vez necesitaba más poseerla. Conforme mi respiración se agitaba, mi sed de ella iba en aumento

¿Qué si yo quería volverle loco a él? Sólo escuchandole suspirar me estaba matando de deseo... ¿quién volvía loco a quién?
Subí dandole pequeños mordiscos suaves acariciandole y besandole hasta su oreja, donde me detuve suspirando de placer, quería que viese lo que provocaba en mí.

Agarre su miembro y empecé a acariciarlo, arriba y abajo, suave, y por ahora despacio..

- ¿Acaso puedo? - le dije antes de morder suavemente el lóbulo de su oreja

Su respiración en mi oído, su creciente deseo y su mano, ahora en mi miembro, me hicieron soltar un sonido de placer incontenible.
-Solo rozar mi piel ya me enloqueces- dije con sinceridad deslizando mis manos por su suave piel

- Nos pasa lo mismo a los dos - le dije antes de volver a besarle con más pasión incluso que antes, y acelarando los movimientos de mi mano - te necesito - le dije con pasión, y era cierto ahora mismo le necesitaba muchisimo - hazme tuya - le pedí y eso que sólo habíamos empezado.

Estaba distraído besando sus labios, disfrutando de ellos cuando se alejó un momento y dijo aquello y yo con gusto la complacería.
Nos hice girar quedándo yo encima para poder librarme de su falda pero no aceleraría las cosas por mucho que quisiera poseerla. Bajé besando su cuello y me paré en sus pechos, mordiéndolos con delicadeza mientras mis manos deslizaban su falda

La espera me enloquecía, arqueé la espalda para acercarme más a él y por puro placer, gemí sin quererlo, todo era tán fácil, dejarme llevar, disfrutar del momento parecía que el sabía perfectamente lo que me gustaba..

Sonreí al escucharla gemir de placer y al verla arquearse por el puro placer que le producían mis labios en sus senos supe que a ninguno de los dos nos gustaba esperar.
Mis manos deslizaron su falda y su prenda íntima de forma suave pero rápidamente pero al subir de nuevo para llegar a sus labios lo hice dejando un sendero de besos por sus piernas.

el placer me inundaba por completo, le bese con pasión, con fuerza y con prisa, sus labios recorriendome seguían haciendome gemir y respirar con dificultad. Mis manos volvieron a recorrerle llegando a su miembro donde se detuvieron para entretenerse haciendole disfrutar, quería que el sintiese lo mismo que yo, el mismo placer, la misma intensidad