Una noche con Leo (+18)

Me retorcí un poco cuando me mordio, no porque me hiciese daño sino porque me hacia estremecerme con una cosa tan simple. Simplemente pensar que tenia sus labios en mi cuello hacia que mi piel se erizase.

- No sé yo.. - dije bromeando antes de buscar su boca en un movimiento rápido y besarle.

Cuando dijo aquello sonreí divertido mientras sus labios, por sorpresa, tomaron los míos en un beso juguetón.
-Bueno si no sabes puedo buscar a otra chica...-sugerí bromeando para intentar ponerla celosa. Si ella jugaba ¿por qué yo no?

Me ofendí por un segundo, y los celos se apoderaron de mí. ¡de mi! que normalmente controlaba totalmente mis sentimientos...

¿estas celosa? dijo una voz en mi interior. "no, no lo estoy" ¿esto... entonces porqué tienes los puños apretados? "¡callaté maldita conciencia, me tienes hasta las narices!" ahora será culpa mia...

Mi reacción se notó durante unos segundos, pero después empecé a rozar su cuerpo con mis manos, de la forma más seductora que pude, infalible... pensé, aunque con Leo nunca se podía saber si funcionaría.

Me acerqué a su oreja y la mordi mientras entre suspiros..

- ¿estas seguro? - le dije sin parar de provocarle - ¿tan poco me quieres? - terminé diciendo con mi voz empezando seductora y picarona para acabar triste, era un pequeño truco pero confiaba en que funcionase

Observé como su cuerpo se tensó a mencionar a otra chica. Sin duda alguna estaba celosa. Sonreí con regocijo por haber descubierto que le importaba pero cuando pensé que había ganado la batalla, ella contraatacó acariciando mi cuerpo y seduciéndome como solo ella sabía.
-Serás mi ruina, me parece que te quiero demasiado...-dije con la voz algo ronca debido al deseo. Había usado su inocencia y su experiencia al mismo tiempo, usando esa bomba de provocación contra mí. Estremecido entre su voz y sus caricias...

Cuando dijo esas palabras, le abracé pasando mis brazos por detrás de su nuca y dandole un beso en los labios, todavía estaba dentro de mí y cualquier movimiento brusco hacía que me estremeciese..

- Oh dios, entonces estamos juntos - dije en un susurro, no era una pregunta, más bien era una afirmación, recordandome a mi misma que era cierto, que había pasado muy rápido, pero no era un sueño, no me iba a despertar y perderlo

Su efusividad logró hacerme sonreír pero yo me sentía igual de feliz. De ser dos desconocidos habíamos pasado a ser pareja.
-Juntos hasta que quieras-dije saliendo de ella y apoyando mi espalda sobre la bañera. La atraje hacia mí, abrazándola desde atrás.
Yo, Leo, saliendo con una chica... jamás lo hubiera creído

me acomodé en él, como había echo la noche anterior, el agua estaba caliente y yo no podía estar más cómoda. Coloqué mis manos encima de las suyas que abrazaban mi cintura y las acariciaba distraidamente de forma cariñosa..

- O hasta que te canses de mi - le dije bromeando girandome para mirarle a los ojos

Cuando dijo aquello sonreí mirándola a los ojos. Besé su mejilla con dulzura antes de sonreír ladeadamente.
-O hasta que nos casemos y seamos mas que novios- dije pícaro ya que aquella idea sabía que no le agradaría demasiado aun que con el tiempo quién sabía lo que podía ocurrir

uff ¿matrimonio? Temblé al escucharlo, otra vez pasar por lo mismo, le tenía pánico al matrimonio, me había casado una vez en toda mi existenciay había jurado no volver a hacerlo, no volver a caer en el mismo error, aunque quién sabía. Tenía que recordar que Leo no era Stephan, que no teníamos que acabar igual...

- Quién sabe - dije acurrucandome contra él, los recuerdos del pasado son traicioneros, vuelven a tu mente soprendiendote y causandote emociones que quizás no quieras tener - algún dia..

Suspiré estrechándola más contra mi cuerpo. Era cierto, no le gustaba hablar de matrimonio pero tampoco yo lo había dicho enserio.
-No te preocupes Bella, solo bromeaba-dije dando distraídos besos por su cuello y su hombro.
Una idea no paraba de rondar mi mente en esos momentos...¿Y Hannah qué?

Escuché sus palabras, no quería que pensara que me había molestado, era simplemente que... era simplemente miedo, nada más..

- No estaba molesta cariño - le dije sonriendo ante sus deliciosos besos

-mm ¿cariño? me acostumbraré rápido a tus nombres cariñosos y tus mimos- dije sonriente cerca de su oído antes de morderlo levemente.
Cuando ella me hablaba se me olvidaban completamente las demás chicas, como si solo existiera ella en el mundo y al parecer así era

Seguía pareciendome una ilusión que en apenas unas horas Leo se hubiese convertido en el centro de mi vida. Y como tal, no podía hacer otra cosa que preocuparme por lo que me había dicho nada más conocernos

- Entonces no dejaré de llamarte así - dije divertida mientras notaba sus mordiscos suaves que hacían que mi cuerpo temblase como si fuese una hoja. - Leo.. ¿puedo preguntarte algo?

-Claro, ¿qué quieres saber?- pregunté apoyando mi cabeza en el hueco de su hombro. No me imaginaba lo que podría preguntar y eso me causaba verdadera curiosidad...

Le acaricié el pelo con el brazo del hombro en el que estaba apoyado, y suspiré para coger fuerzas antes de preguntar lo que ya me tenía algo preocupada. ¿y si quería estar con ella? ¿y si ella quería estar con él?

- ¿Recuerdas lo que hablamos? - otra pregunta para alargar el tema, de verdad porqué no podía preguntarselo y punto..

Cerré los ojos al sentir sus suaves caricias sobre mi pelo. Habíamos hablado de muchas cosas ¿a qué podía referirse?
-¿Qué cosa en concreto?- pregunté aún sin abrir mis ojos, disfrutando de sus manos

Seguía acariciandole, cosa que como había comprobado, también a mí me relajaba.

- El motivo de tu llegada a Paradise - le dije bajando la voz a medida que hablaba, por una parte me daba vergüenza preguntarselo, ¿quién era yo para que me lo contase? pero por otra parte, y si ibamos a empezar esto, necesitaba saberlo..

Suspiré al entender lo que ocurría. Se sentía insegura por mis sentimientos hacia Hannah...
Abrí los ojos para mirarla y que viera que mis palabras eran sinceras.
-Vine para protegerla, lo otro es un motivo secundario que ya no me importa, ahora cuando pienso en ella apareces tú haciéndome olvidarla a ella y a todas- dije con sinceridad acariciando su vientre con mis manos de manera distraída

Respiré profundamente al escucharle, todo volvía a estar como debía estar, en paz, bueno toda la paz que yo podía sentir con Leo. Por supuesto, le creí. Era imposible que Leo me mintiese, no sabía porque, pero lo sabía...

- Te creo amor - le dije recostando la cabeza en su hombro - ¿si en algún momento quieres estar con ella me lo dirás verdad?

La estreché más contra mí. No sabía que fuera tan insegura, parecía muy segura de si misma.
-Siempre te diré la verdad y espero que tú a mí también- dije rozando su mejilla con mi nariz.
No me interesaba Hannah ya, ella nunca fue mi destino

Volví la cabeza para darle un dulce beso que demostraba todo lo que sentia en ese instante. No sabía que me pasaba, yo no era así, yo... yo era distinta, o solía serlo, no dudaba de mi misma, NUNCA. ¿Entonces por qué ahora dudaba de mi por una chica que no conocía? Era una estúpidez.

- Por supuesto - le dije con mi tono habitual - Además, ¿por qué te ibas a ir con otra teniendome a mi? - Dije bromeando aunque con mi también habitual tono de arrogancia y seguridad - Sería una completa estúpidez

Seguí aquel beso con lentitud aun que en él se notaba su cierto miedo a que la olvidara por Hannah pero eso no pasaría.
-De verdad, sería algo idiota-dije sonriendo divertido al escuchar como de nuevo volvía a bromear con su seguridad y autoestima

Le miré dulcemente, aquel rostro, aquel cuerpo, aquellas palabras, aquella voz, era todo lo que yo esperaba y todo lo que amaba en ese momento. Pero en realidad eramos desconocidos y eso tendríamos que solucionarlo si queriamos tener una relación.

- ¿Sabes? - dije manchandole la nariz con un poco de espuma de la bañera - Me he dado cuenta que no sé muchas cosas de tí y que quiero saberlas todas, de repente.

Reí cuando manchó mi nariz de espuma y le hice cosquillas como venganza a ello. ¿Qué podía contarle? tal vez todo pues no era mucho...
-Lo primero, no me gusta mancharme la nariz-dije de broma entre risas al verla reír por la cosquillas- y bueno lo demás...¿mi historia o mis preferencias?

¡Oh no! cosquillas no...
No era justo, él sabía dos de mis puntos débiles, el cuello y las cosquillas, y yo todavía no conocía ninguno suyo... bueno ya los encontraría y entonces... que se prepare. No podía parar de reirme.

- Estooo ¿ah no? - dije volviendole a manchar y girandome para tenerle de frente sentada encima de él con mis piernas abiertas - ¿por qué no me empiezas contando tu historia y a medida qué me la cuentes me explicas tus preferencias? - le dije para mezclar un poco de ambos, al fin y al cabo, las preferencias las elegias a lo largo de tu vida, podia decirme y entonces fue cuando me dio por comer pipas...